Hablar de Dios, es hablar de la vida misma que nos rodea pues en ella se contempla toda la esencia de Dios, lo hermoso, lo extraordinario, lo fascinante, etc.
La Biblia afirma ello, que toda la creación cuenta la gloria de Dios (Salmos 19), desde que empecé a buscar de Dios, me dediqué a estudiar su Palabra, aprendí mucho, comencé a investigar mucho acerca del mundo que me rodeaba, era un mundo por explorar tremendo, pues a través de su Palabra mi entendimiento y el conocimiento que ya comenzaba a buscar lo encontraba tan preciso, muy asertivo, tan claro como el agua, las dudas que tenía tanto de mí como del mundo que miraba, su Palabra abrió mi entendimiento y mi corazón.
Comprendí muchas cosas, uno de ellas, la principal de todo el laberinto que nosotros vivimos desde tiempos antiguos hasta nuestros días. Es como funciona nuestra mente tan fascinante y a la vez tan débil en cuanto a tomar decisiones, seguir, emprender, arriesgar, aventurarse en conocerse uno mismo, y el tremendo potencial que tenemos como creación perfecta de Dios para administrar este hermoso mundo que vivimos. Tenemos el poder para cambiar muchas cosas pero la complicamos viendo los errores de otros antes de ver los nuestros (cada uno).
Nos dedicamos a perder el tiempo en cosas banales, en cosas que no construyen nuestra personalidad, ni siquiera vemos lo que ocasionamos al ambiente, a los animales, a la flora y al prójimo. Vivimos porque el aire es gratis.
Muchos creen que cuando un ídolo les hace un supuesto milagro económico, de sanidad, de salud, de pareja, o de cualquier otra índole, le atribuyen poderes sobrenaturales y se convencen de tales poderes hasta el punto de entregarle su vida a tal ídolo. cuando en el fondo del asunto está el diablo, que el Señor le reprenda, ahora y siempre.
Tanta es la idolatría que cuando se confronta con la Palabra de Dios, muchos aseguran que no se trata de idolatría sino algo simbólico para recordar la obra de Jesús en la cruz del Calvario, pero en estos tiempos de angustia, desesperación y también de muchas pruebas que ponen de manifiesto la voluntad de Dios hacia nosotros, y que es lo que el Señor pide de nosotros hacía él.
Comments