Hablar de este tema, se pudiera decir que es complicado desde el punto de vista legal, fraternal y de conciencia. Desde el punto legal, todos trabajamos para dejar como herencia a nuestros hijos, esposa si no se tuviera hijos o a un ser muy amado y querido por uno, o en última instancia a alguna asociación benéfica. El asunto legal, no debería ser tan engorroso si el testamento está bien fundamentado por el testador o bien explicado poniendo a los herederos en la distribución que correspondan conforme a la evaluación del testador, considero que la persona que redacta un testamento es aquel que está en plena conciencia de sus facultades mentales para redactar ello, creo que ello, no debería ser objeto de anular su voluntad por el simple hecho de no estar conforme a la repartición porcentual por parte de los herederos.
Más bien, éstos deberían analizarse si realmente estarían preparados para recibir tales cantidades por pequeña que sea, que uso le daría, que objetivos a corto, mediano y largo plazo desean realizar. El problema radica que muchas personas que creen tener derecho sobre algo que creen que les pertenece cuando realmente no están listos para afrontar la responsabilidad que conlleva una herencia por la vía legal, pierden tiempo en luchar por algo, sacan dinero de donde sea para sustentar entre comillas su derecho a ello. La interrogante es: ¿está usted consciente de merecer su herencia?
Analice su vida, observe que le falta mejorar pero de corazón hágalo por su bien y de su familia, tome conciencia de ello, en la brevedad posible, que Dios se encargará del resto sin que usted haga tanta bulla para recibir su herencia, trabaje para servir y enseñar a su familia y amistades que el dinero es un medio pero no un fin para hacer las cosas.
Por el lado fraternal, una herencia no debería ser excusa para romper ese lazo de paz, armonía entre los miembros de una familia, si algunos de los herederos no salga muy beneficiado con ello. Considero que, debemos ser sabios e inteligentes para discernir lo correcto en pro de la paz familiar y con nuestro entorno social. A ello, debemos apuntar siempre en enseñar que una herencia no define nuestra calidad de ser humano, sino por el contrario nos pone a prueba si somos o no tolerantes con los resultados que Dios nos tiene a diario, no sólo con el tema de la herencia sino que hay otros factores que también tienen que ver con nuestras reacciones del día, como puede ser nuestro estado de ánimo, los alimentos que comemos, el estrés, nuestro estado emocional, etc; en fin hay diversos factores que influyen en nuestra forma de reaccionar.
El lado fraternal es el área que constantemente es bombardeado y ni siquiera le damos la debida atención, esta parte afectiva corresponde a nuestro corazón, a nuestros sentimientos, etc. Son estos sentimientos que definen como nos comportamos con nuestro entorno, que tipo de amistades tenemos, como socializamos con la familia, que hacemos cuando nuestra pareja nos falta la confianza para ambos sexos es la misma reacción, con la diferencia que el varón le duele más que a la mujer (en apariencia). Ante esto, la Biblia enseña, que ante cualquier cosa guardada, guardemos nuestro corazón porque de él mana la vida. (Proverbios 4:23)
Por último, la conciencia de la cual nadie se escapa, porque a pesar de que actuamos muchas veces mal con el prójimo, queda siempre una pizca de incomodidad, de molestia, de malestar físico, de fastidio, etc. Esta área de la cual también la mayoría lo pasa por alto, muchas veces creemos que no pasa nada y lo olvidamos con el trajín del día a día. Sin embargo, sin irnos tan lejos ya la vida se encarga de cobrarse nuestros errores sean nuestros o no, siempre caemos en la clásica del dicho: ¡Él tiene la culpa! ¡Ella puso esto aquí! ¡No sé, no me hago responsable de esto! ¡Por ti, estoy así! ¡Me fregaste la vida!, etc. No hacemos introspección a nuestra forma de nadar en la vida, de los años que nos atrasamos por no saber discernir, elegir o tomar conciencia que estamos haciendo con nuestra vida, hay propósito en mi vida, que quiero enseñar o cambiar en mi país para ser mejor cada día, aportar sentido a la vida de otros, enseñando con nuestro ejemplo a los demás, a no cometer errores de tales magnitudes, que se pagan caros y muy caros. Dios me trae al pensamiento, el mundo de los sueños, creo que cada uno sabe o quiere hacer cambios radicales en su propia antes de exigir a otros cambiar. El dicho dice con el ejemplo se enseña, es muy cierto ello. Debemos velar por nuestros sueños para cambiar, enseñar y apoyar a otros a que logren el suyo.
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